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Gabriele Strehle. Bienestar

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Sobre el arte de crear con elementos modernos un sentimiento de seguridad que no transige con soluciones medias.

Sentirse acogidos es algo que casi todos necesitamos y deseamos, pero ¿en qué consiste esa sensación? ¿Cómo se logra? ¿Dónde se encuentra? ¿En qué lugar reside? Pregunte a sus amigos en una cena íntima y comprobará que un ambiente acogedor es algo que para muchos está relacionado con el contacto humano: uno se siente acogido en compañía de ciertas personas; desde el punto de vista arquitectónico y estético, sin embargo, es una sensación fuertemente anclada en el pasado. Le hablarán de olores y sabores de la niñez y probablemente de casitas de pueblo, de habitaciones de aire campestre y refugios de montaña, del sillón de la abuela y del calor de una manta, de ositos de peluche y de estufas de cerámica.

Ciertamente la necesidad de sentirse acogido y la pregunta cómo surge esa sensación es algo muy personal y profundamente emocional. Y, tal vez por ello, también algo muy propenso a caer en esteriotipos. Sentirse acogido es cuestión del presente, algo que necesitamos aquí y ahora.

Alguien que se dedica a crear moda intentará que entre sus aspiraciones estéticas y su propio modo de vida exista la mayor coherencia posible. Una colección es la expresión de una actitud personal. La marca y los productos de un diseñador son la exteriorización de su mundo personal. Mis creaciones y la casa comparten un rasgo fundamental: ambas integran elementos opuestos y cultivan la contradicción. Combinan sensualidad y discreción, desenvoltura y recato, delicadeza y dinamismo, sencillez y riqueza de detalles. Son intensas, no decorativas.

Una casa debe causar la impresión de „estar habitada“. Tiene que estar pensada y sentida a fondo, hasta el último detalle, pero no con una perfección fría, implacable y autocomplaciente. La belleza cobra vida en los contrastes y en la discrepancia.

La armonía entre vida y vivienda no se alcanza, en general sin ayuda profesional. En nuestro caso fue Christian Liagre. Compartimos la pasión por los materiales particulares, por el difícil arte del acabado y por un purismo  sensual. Nos detuvimos en cada detalle hasta encontrar la solución perfecta.

Para alguien que cada día lucha por obtener el entallado justo, el corte perfecto y cuida cada detalle, es natural que también en su casa todo deba estar „entallado“ a medida. Si las zonas de contacto entre las distintas superficies, entre las esferas y materiales diferentes no encajan a la perfección, puede arruinarse por completo una habitación.

La dedicación a los detalles es un punto de conexión entre moda y arquitectura, y yo no considero un lujo dedicarles atención. Es una cuestión de costuras. Un edificio también tienen costuras, allí donde se encuentran dos superficies diferentes.

Lo que en moda hace tiempo es de sentido común vale también para el decorado de interiores: los tiempos de los dictados estéticos se han terminado. El último de los estilos impuestos fue probablemente el minimalismo. Ahora lo que cuenta es el corte personal y el entallado perfecto de los detalles: lograr una sensación de bienestar completamente nueva y personal.

Gabriele Strehle es un caso aparte en el mundo de la moda. De forma casi imperceptible y guiada de la mano de su intuición, la diseñadora de moda ha hecho de la casa Strenesse en colaboración con su marido Gerd Strehle una gran marca. Hoy se encuentra entre las diseñadoras más importantes del mundo. Su estilo, que utiliza con una sutil paleta de colores, es desenvuelto, perfilado y sensible. Ella misa lo describe como „perfectamente imperfecto“queriendo decir con ello que la calidad superior de cortes y telas no produce una impresión artificial y forzada, sino de distendido aplomo. Su colección se presenta desde 1995 en Milán.

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