Alberto Porras e Ignacio Carrasco, ambos con extensas trayectorias de dedicación al mundo del interiorismo, el mobiliario y las cocinas, decidieron a principios de 2013 emprender un proyecto común: un nuevo showroom bulthaup en Madrid.

Después de una larga búsqueda de un espacio que reuniera las características idóneas para la proyección de la marca bulthaup, encontraron un local que cumplía con todas las exigencias: un barrio representativo, una calle amplia y concurrida, y un gran espacio de escaparate a la vista del paseante. La ubicación: la calle O’Donnell, en el barrio de Salamanca.

El singular espacio de 180 m2, situado en un edificio del año 1963, constituye una caja/contenedor cúbico dividido en dos alturas y con una gran fachada acristalada de 50 m2, elemento insólito en un edificio de Madrid de esa época.

Los materiales utilizados en origen en la fachada son madera, granito y piedra de Colmenar; dos grandes columnas de hormigón enmarcan este escaparate.

Para la adecuación del local a su nuevo uso se realizó una actuación integral. Con el fin de conseguir la máxima visibilidad del interior del showroom, se sustituyó toda la carpintería, así como el acristalamiento de la fachada original, anteriormente dividida en dos partes, por una nueva de una sola altura.

La gran puerta de entrada, de pronunciada verticalidad (4,5 m de altura por un 1 m de ancho) y flanqueada por las dos columnas originales, crea un dramático efecto escenográfico, monumental. La intención es que las personas que visiten el showroom, tanto conocedoras de la marca como noveles, perciban que están entrando en un estudio de cocina diferente, donde no solo se piensa en la disposición del mobiliario y los electrodomésticos, sino que se proyecta desde un concepto arquitectónico integral, ordenando y redistribuyendo, si es necesario, el espacio que rodea la cocina para obtener su mejor aprovechamiento. A partir de esta concepción inicial, se han seleccionado rigurosamente los materiales de los revestimientos de paramentos verticales y horizontales, estudiándose asimismo el color y la iluminación, tan importante y a menudo desatendida, para crear espacios funcionales que resulten acogedores.

Todas estas decisiones han contribuido a la configuración de un contenedor neutro que permite ir cambiando el mobiliario de exposición sin generar conflictos estéticos. El pavimento de la planta baja se ha resuelto con un microcemento de un neutro y cálido color arena, mientras que en la planta superior se ha utilizado una tarima maciza de gran formato de abeto Douglas, en un tono natural y acabada al jabón. Los paramentos verticales se han pintado en color magnolia y los opuestos al ingreso se han trasdosado con paneles de Viroc, fabricados con una mezcla de micropartículas de madera y cemento prensados.

El nuevo showroom expone cuatro cocinas que comunican la gama de posibilidades de la marca bulthaup. En la planta baja, una cocina activa b3 suspendida, en laca blanca mate y roble natural con encimera de acero inoxidable, está prevista para su utilización para showcooking; enfrente, una segunda b3 en isla presenta una cálida combinación de nogal y laminado color arcilla. Entre ellas hallamos un módulo taller en nogal y el banco de trabajo que sirve como mesa de apoyo para un primer encuentro informal con los clientes de la tienda. En la planta superior, una cocina b1 totalmente operativa crea una atmósfera diáfana en laca blanca mate.

La doble altura y la amplitud del nuevo showroom permiten así una coherente visión del conjunto de la marca ofreciendo a la vez un recorrido variado a través de sus zonas de exposición, cocina activa, trabajo y reunión con carácter propio. Una conjunción acertada, una cita obligada.

bulthaup O’Donnell en Arquitectura y Diseño. Nº 163