Pequeños placeres junto a la ría
Cualquier día es bueno para desconectar del bullicio de Bilbao dando un paseo junto a la ría y acariciar con la vista los perfiles de hitos arquitectónicos como el Museo Guggenheim de Frank Gehry o la Torre Iberdrola de Cesar Pelli. Y después de este primer tramo del paseo, una parada: nos dejamos acoger por un pequeño local con obras gráficas creadas por su clientela, que han ido llenando las paredes como homenaje a su nombre, “La Gallina Ciega”. El gusto por la decoración se aprecia en todos los detalles, muy cuidados por Jon, el propietario, quien ofrece una selecta gama de bebidas traídas de todo el mundo y pinchos de gran originalidad.
Ya con energías renovadas, reemprendemos nuestro recorrido por la ría. Pasando junto a los Museos de Bellas Artes, el Guggenheim y las tiendas de diseño, llegamos al Ensanche Bilbaíno. En la Alameda Mazarredo se sitúa el Restaurante Zortziko, capitaneado por su chef Daniel García, ganador de una estrella Michelin. Su filosofía de cocina la asocia con un viaje a través de nuevos sabores y texturas: altamente recomendable.
Siguiendo nuestro paseo, llegamos hasta el Casco Viejo de la villa, gastronómicamente conocido por sus famosos pinchos, como los que encontramos en la Plaza Nueva, en bares y restaurantes como el Víctor Montes.
Volviendo a la ría, situado en el Muelle Marzana, que debe su nombre a una antigua casa-torre ubicada en el lugar, nos encontramos otro espacio ideal para los amantes del buen comer: el Restaurante Mina, donde se pueden degustar platos basados en la cocina de temporada o de mercado (haciendo honor a las vistas al Mercado de la Ribera que hay desde el local), con productos procedentes de caseríos cercanos.
No menos interesante es cruzar el Puente de San Antón y dar una vuelta por Bilbao la Vieja, centro emergente de galerías de arte, estudios de nuevos creadores de moda, tiendas vintage y mucho más.
Ya en el centro de Bilbao, en el Barrio Abando, un buen lugar para encontrar productos locales, tanto para comprar como para comer in situ, es Casa Rufo. El curioso ambiente de calidez que se crea en esta tienda, donde parece que nos trasladamos en una máquina del tiempo a un antiguo ultramarinos de decoración exquisita, se extiende también a su restaurante, donde los platos están a la altura de la atmósfera acogedora y envolvente.
Y después de este largo paseo urbano, nos dejamos tentar por el curso del agua y seguirla hasta Getxo, donde se abre al mar. Bordeada de acantilados, costa y playas, con paisajes apacibles y abiertos y una arquitectura digna de ser admirada, esta pequeña ciudad alberga un montón de buenas apuestas para comer, pasear y mucho más. Es aquí donde encontramos el Restaurante Embarcadero, en el hotel del mismo nombre, una buen elección para disfrutar
de una carta sugerente y unas excelentes vistas a la bahía del Abra.
Otro hito que no podemos perdernos es el Puente Colgante, patrimonio mundial de la Unesco, y atravesarlo para conocer la margen izquierda de la ría. Desde allí podemos pasear hasta Santurtzi, y darnos un homenaje a base de pescado fresco y comida tradicional en el Currito. Un lugar desde el que contemplar los barcos que salen rumbo a Inglaterra, o los pequeños pesqueros que entran en el puerto de Santurce y nos recuerdan el origen marinero de la zona… y un lugar perfecto para probar los excelentes pescados por los que es tan conocido.
Francis Gainzarain de bulthaup bilbao.
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